Cuando estaba en la universidad tuve el privilegio de ver a quien hoy es mi esposa jugando básquetbol. Un grupo de amigos y yo viajábamos a diferentes ciudades en Illinois para ver los partidos del equipo.
Recuerdo que, en uno de esos viajes, salimos de regreso a la universidad muy tarde después de un partido. El viaje debía haber tomado un par de horas como máximo. Después de 3 horas empezamos a preocuparnos. Tardamos unos minutos en darnos cuenta que nos habíamos desviado totalmente del camino hacia la ciudad de Chicago, donde estaba la universidad. Aunque habíamos iniciado con un buen propósito, con buenas motivaciones y con el rumbo correcto, en pocos momentos nos habíamos desviado sin saber cómo. Ahora buscábamos frenéticamente regresar al camino correcto.
Imagino que puedes identificarte con esta anécdota. Muchos de nosotros nos hemos perdido en el camino hacia algún lugar. Es una ilustración de lo que, penosamente, sucede en un gran número de iglesias. Muchos inician bien, con buenos propósitos y buenas motivaciones; muchos tienen un buen plan y una buena estrategia. Sin embargo, después de unos meses o años, miran hacia atrás y no saben cómo perdieron el camino que les era tan claro al principio.
Hoy en día encontramos iglesias en cada esquina de ciertas ciudades de América Latina. Muchos tienen muy buenas intenciones y motivaciones al establecer nuevas iglesias, pero no saben para qué existe la iglesia. Si simplemente observáramos las actividades de la mayoría de iglesias ¿a qué conclusión llegaríamos en cuanto a su propósito?
En su excelente libro Mission Drift, Peter Greer y Chris Horst explican como tantas organizaciones basadas en la fe cristiana, se han desviado de su misión original. La primera línea del libro es pesada pero necesaria. Dice: “Sin una atención cuidadosa, organizaciones de fe inevitablemente se desviarán de su misión fundacional.” [1]
¡Claro que sí! La iglesia existe para hacer discípulos que viven todas las enseñanzas de Cristo. Aunque como líderes tenemos clara esa misión, es muy fácil desviarnos en un sinnúmero de actividades que no nos conducen hacia la ejecución de esa misión. Yo entiendo la presión que muchos sienten por parte de la membresía en cuanto a la iglesia. Muchos tienen una opinión acerca de qué es lo que debería estar haciendo la iglesia. Muchos creen que deberíamos tener más actividades o menos actividades. Deberíamos gastar más dinero o menos dinero. Deberíamos tener un mejor lugar, un lugar más pequeño, más grande, más limpio etc.
Muchos líderes caemos en la trampa de aplacar a los miembros con nuestras actividades en la iglesia en vez de escudriñar la Biblia, aclarar nuestra misión según ella, y ejecutarla sin desviarnos. Al final del día rendimos cuentas a Dios primero, no a la membresía.
Hay una gran ventaja que tienen las plantaciones de nuevas iglesias. Una plantación puede inculcar y ejecutar su misión en todos los aspectos de la iglesia desde su nacimiento. El liderazgo de una plantación tiene que tomar todas sus decisiones, ya sean pequeñas o grandes, en torno a la misión. Todo lo que no ejecuta la misión, aún si es algo bueno, debería ser desechado. Yo sé que eso suena cruel, pero a veces los líderes tienen que ser tajantes en la preservación de la misión en el corto plazo para preservar la misión a largo plazo.
Todas las iglesias tienen la misma misión. Su misión la he mencionado varias veces: hacer discípulos que viven toda la enseñanza de Cristo. Sin embargo, también ayuda a nuestras congregaciones locales el tener la misión explicada y escrita en un lenguaje sencillo y recordable.
Por ejemplo, en Iglesia Reforma, nuestra misión es la siguiente:
Hacer, madurar, y multiplicar discípulos centrados en el evangelio que crecen en santidad, transforman su entorno, y llevan el evangelio a cada rincón de la ciudad de Guatemala para la gloria de Dios.
Hay tres áreas específicas que demuestran claramente si estamos ejecutando la misión o si nos hemos desviado.
[1] Greer, Peter; Horst, Chris. 2014. Mission Drift: The Unspoken Crisis Facing Leaders, Charities, and Churches. Grand Rapids, MI: Baker Publishing Group. 15.